Escritura con Plumas y Galletitas Caseras
Pregunta: ¿Existe algo más divertido que hacer galletitas?
Respuesta: ¡Sí, cuando además es una sorpresa y un montón de chicos aparecen para cocinarlas con vos!
Eso es precisamente lo que sucedió el domingo pasado en Hebraica. Un simpático rabino llamado Moishe y su esposa Michal se encontraban en la galería de una casa de Hebraica contemplando la verde vastedad de la cancha de golf, cuando, de repente, apareció un grupo de chicos con ganas de hacer algo para no aburrirse.
¿La solución del rabino y la rebetzin? Inmediatamente improvisaron una estrategia dividida en tres partes, que resultó irresistible para los chicos:
Primero, les preguntaron a todos “¿Cuál es tu libro favorito?” Y, en medio de muchas respuestas como “Harry Potter” (pronunciado de esa forma particularmente argentina), el rabino dijo: “Déjenme mostrarles mi libro favorito.” ¡Y sacó el rollo de la Torá! A medida que lo iba desenrollando, les contaba sobre él, y, una vez concluida la tarea, los invitó a todos a que buscaran en él las iniciales de sus nombres.
Después de eso, comenzó la segunda fase de la operación: tenían en su bolso, casualmente, un montón de plumas y tinta. A la antigua, como te imaginarías a Thomas Jefferson o a Benjamin Franklin —ups, perdón, mejor dicho, a San Martín o a Belgrano— escribiendo cartas a sus corresponsales en sus tiempos. A continuación, les entregaron una pluma y un recipiente de tinta a cada uno, junto con un modelo de escritura hebrea, y les consignaron la tarea de escribir sus nombres en hebreo.
¡Misión cumplida! Captaron la atención de todos los chicos, incluso la de los más chiquitos (con la ayuda de sus mamás, por supuesto), así como también la de un chico que es conocido por estos lares por ser bastante difícil de motivar.
Pero luego, cuando la tinta se estaba literalmente secando, inició la parte final de la operación: ¡hora de cocinar! Con los caracteres hebreos y la masa casera de las galletitas lista para ser usada, comenzó un proyecto de horneado masivo: se les entregó a cada uno de ellos su propia bandeja para hornear, y se les propuso que usaran la masa y los contornos de las letras para modelar sus propios nombres en hebreo y, así, transformarlos en galletitas.
¿El resultado? No solo diversión familiar sana y aburrida, como en una sitcom de los años 50 (pero con Kipás), sino que también deliciosas galletitas para que todos disfruten a la hora de la merienda.
¡Que lo disfrutes! Y si te dieron ganas de sumarte a nuestras actividades, simplemente dejanos un mensaje y pasá a visitarnos cuando andes por Hebraica.