¡Jalot Calentitas!
- Por Moishe Brand
- 5 de julio de 2024 @ 12:49
- Artículos, Eventos y Fotos, Noticias
¡Emprendimos una nueva iniciativa! ¡Algo espectacular, que nunca pensamos que sería tan impactante!
Empezamos a recorrer el Club, cada viernes, ofreciendo Jalot recién horneadas de puerta en puerta. ¡Lo más placentero es ver las reacciones de la gente!
Yo, como emisario del Rebe, tengo el deber de ofrecer lo mejor de nuestras tradiciones a todos los Yehudim. Y, como aún estamos en el exilio, en la oscuridad, es normal que, aunque estemos ofreciendo lo mejor de nosotros, aún haya personas que lo rechacen por no ser capaces de ver el verdadero valor de la mitzvá.
Tal es así que hasta yo mismo, el rabino, en ocasiones puedo llegar a pensar “No voy a ofrecerle ponerle los tefilín para no molestar”. Pero inmediatamente después se me viene a la cabeza un argumento clásico de un Jasid Jabad: “Cuando Mashíaj llegue, ellos me peguntarán ‘¿Por qué no me ofreciste a mi ponerme los tefilín? ¿Por qué no me enseñaste la Torá? ¿Por qué no me contaste de mi Neshamá, de mi conexión con HaShem?'”
Y esto sucede a menudo con muchas cosas que ofrecemos, como poner los tefilín, regalar velas de Shabat o folletos de la Torá, entregar invitaciones a eventos como Januká, etc.
Pero hay una cosa que nadie jamás rechazó: ¡Jalot calentitas!
¿Quién puede negarse a revivir el gusto de la infancia? ¿Quién puede resistirse al sabor de Shabat?
“Rabino, voy a cenar con amigos. ¿Puedo compartirlas con ellos?”
“¡Me encantó! ¡¡Gracias!! ¡Justo estábamos por empezar la cena de Shabat!”
“¿La brajá que se hace es HaMotzí Lejem Min HaAretz, correcto?”
“¡Justo no traje jalot esta semana, me salvaste! ¡¡Muchas gracias!!”
“Ah, ya que estás acá aprovecho para pedirte que me cambies la mezuzá”.
Una enseñanza que nos deja esto:
Como está escrito (Salmos 34:9): “¡Degusten y verán que HaShem es bueno!”
La conexión con HaShem no se trata de sólo admirar desde afuera. Sino que debemos llenarnos del conocimiento divino, procesar (tragar), degustar, imbuirnos de Él, y, así, automáticamente disfrutaremos de nuestra íntima conexión con HaShem.
¡Y algo rico siempre es imposible de rechazar!