La Segunda Fogata del Minián
Ya que ustedes, queridos lectores, claramente siguen muy de cerca este blog (¿existe acaso alguna página en internet más interesante que ésta?), probablemente hayan leído nuestro artículo sobre la mágica fogata que hicimos hace algunas semanas. ¡Quizás algunos hasta se hayan aprendido todo el artículo de memoria!
Bien, ¿adivinen qué? Fue tan mágica que, apenas dos semanas después, la noche del 12 de agosto al concluir la Havdalá, decidimos hacerla otra vez.
Pero esta vez fue aún “más grande y mejor”: fuimos 20 personas y los malvaviscos estaban aún más sabrosos. No estábamos muy seguros de cómo era posible, ya que eran de la misma marca que la vez pasada, pero, por alguna razón, lo estaban. Quizás el fuego tenía una chispa especial que salpicaba de magia a los malvaviscos.
Al mismo tiempo, los chicos corrían, como la vez pasada, pero esta vez… hasta se construyeron su propia casa: una cabaña de madera, al estilo de Abe Lincoln – aunque no estoy seguro de que aquí haya suficientes estadounidenses leyendo este artículo para entender esa referencia. Y sí, confieso que la cabaña de madera tal vez no haya sido lo suficientemente fuerte para resistir las cuatro estaciones, ni siquiera para resistir una llovizna, pero los chicos necesitan aprender a construir de alguna manera.
La mejor parte, sin embargo, fue la cautivadora guitarra del rabino Moishe y las canciones de fogón.
Al día de hoy mi memoria sigue repleta de los recuerdos de aquellas fogatas “David Melech Yisroel” de mi infancia, y ¿qué mejor que ayudar a la próxima generación a crecer llenando las suyas con los mismos mágicos recuerdos?
Aunque, por supuesto, también esperamos aprender de nuestros errores y recrear para nuestros propios hijos lo mejor de nuestras infancias – y nunca lo peor.
Sobre el Autor: Morgan F
